viernes, 17 de mayo de 2013

El juicio

Mi obra.
Sin pensar en tus ojos, tus ojos o los tuyos.
Pues, cuando el aire ya no sea tu aire,
ni el tuyo, ni el tuyo,
el mero pensamiento del juicio será absurdo. 
Solo quedará lo que perdura, lo eterno, lo divino,
y el polvo de mis restos reirá a carcajadas al pensar en mi arrogancia,
en la tuya, en la tuya y en la tuya,
y la evidencia de la fugacidad será quien dicte sentencia.






1 comentario:

Anónimo dijo...

-Póngase en pie el acusado; antes de escuchar la condena, quiere decir sus últimas palabras?

-Verá, señoría : soy completamente inocente, la culpa es de Ella. Ella ha sido quien me ha enganchado a su forma de escribir, y por ende de ser. Y lo que más me jode es que lo ha hecho sin premeditación, alevosía, o nocturnidad.

Esto... la puedo pedir un autógrafo?