Con esta necesidad tan grande de abrigarme el alma,
de días de lluvia y nublos de cielo londinense,
de encerrarme en casa y cubrirme con cien mantas,
hasta desaparecer convertida en un iglú acolchado.
Ganas de siestas infinitas y ronroneos constantes,
descafeinados en tazas de color pastel y bolis de patitos.
Ganas de interrumpir el silencio con gemidos,
los gemidos con palabras de amor,
las palabras de amor con el silencio.
3 comentarios:
Ganas, muchas ganas :)
Siestas en los jardines imposibles de las Hespérides.
Me han dado ganas de que llegue el invierno, ya!
Te hemos seguido!
Besos y nos leemos! ^^
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