Tú debes entenderme bien,
porque tú también mataste a alguien,
la mataste hace mil vidas
pero lo hiciste
y los asesinos tienen el poder de reconocerse.
Reconoces ese pasar por la vida,
como de costado,
y esa mueca indescifrable para el ignorante,
tan amargamente familiar entre nosotros.
Ese rato de euforia incontrolable,
ese silencio que dice mas de ti que cualquier cosa
y ese amor que es puro llanto y cenizas
y a la vez la nada más absoluta.
2 comentarios:
Llego de casualidad a tu sitio, pero con el ánimo de quedarme. Veo mucha fuerza en tus poemas. ¡Ojalá algún día yo retome también mis escritos! Un abrazo.
Fuerza y también valentía. Siempre significa un soplo de aire fresco leer algo diferente, con el amargor propio de nuestra vida, sin almíbares ni edulcorantes. Me quedo.
Publicar un comentario