No me gusta la amistad desaforada,
las promesas estúpidas
ni las declaraciones de amor de borrachera.
Me gusta que me despiertes de madrugada,
para pasarme un documental,
y cagarme en tus muertos mientras sonrío
y dormirme pensando en lo tonta que eres,
en lo tontas que somos cuando estamos juntas.
Me gusta ir de concierto contigo
y sentir que no toco el suelo de tanto saltar
y olvidarme de cómo suelo ser,
de cómo creen que soy
y solamente ser.
Me gusta decir sandeces y que las encuentres brillantes
y que confíes más que yo en ver mi foto en la solapa de un libro
y que veas valentía en mi falta de prudencia
y no te enfades cuando me paso de sincera
y no enfadarme cuando tú haces lo mismo.
Me gusta chocar tu mano y creernos eternas
y no tener que despedirnos,
porque decir que estamos cerca es poco,
y sentirte lejos imposible.
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