martes, 9 de junio de 2015

Retratos I

Sus balanceos de niño revoltoso,
con las manos en los bolsillos,
y la sonrisa tímida en el rostro sonrojado,
disimulado por los rayos del Sol. 
Su voz de persona importante,
que le fue otorgada sin permiso
y aprovecha con sus aires de galán inseguro.
Su manera de correr cuando todo el mundo mira,
que contrasta con su pose de barco varado que pocos conocen.
Sus patas de gallo y sus ojos vulgares, 
que pueden llegar a  dar tanto miedo como frío. 
Sus manos, tan rudas que no parecen corresponderle
y que siempre te avisan aunque nunca hagas caso:
"Vete en cuanto puedas y no dejes de olvidar".





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